Los 8 portales del útero: el mapa olvidado para la sanación profunda de la mujer
El útero no es solo un órgano biológico, sino un centro energético, emocional y espiritual que guarda memorias, traumas, linajes y también potenciales creativos. Comprender su lenguaje —tanto en los síntomas como en las emociones— es el primer paso hacia una sanación profunda y una reconexión con la esencia femenina.
Desde la visión del chamanismo femenino, el útero es un portal entre mundos, el lugar donde el espíritu se hace carne.
A nivel energético, el útero - junto con la vulva, la vagina, el ano y el perineo - es lo que se conoce como la corona femenina (mientras que el cerebro sería la corona masculina). Es en esa corona femenina donde la mujer no solo gesta hijos biológicos, sino donde reside su brújula, su centro de creatividad y poder.
Cuando una mujer se ha desconectado de su cuerpo, de sus emociones y de sus cualidades femeninas, el útero —como mensajero y portal— buscará la manera de comunicar que esa desconexión ha ocurrido.
El mundo femenino —el inconsciente, los sueños, la sangre, la sombra, el cuerpo— no se revela desde la lógica. Por eso, para adentrarnos en ese territorio oceánico, cíclico e irracional, necesitamos un mapa de ruta que nos permita no perdernos entre tantas capas de información personal, familiar y colectiva.
Ese mapa es lo que dentro del chamanismo del útero se llama la Cruz Femenina. En el Reto gratuito: Los 8 portales del útero, esta cruz es la estructura central del proceso: un recorrido por ocho portales energéticos que permiten sanar heridas profundas y reconectar con los arquetipos femeninos que viven en cada etapa de nuestra vida.
Esta cruz tiene sus raíces en las antiguas religiones femeninas del útero y está conectada al Árbol de la Vida. Es un mapa sagrado y mágico que representa nuestro cuerpo como un puente entre el mundo superior y el mundo inferior. Un punto de encuentro entre el cielo y la tierra, con el útero como portal central.
Los 8 portales de la cruz femenina, son:
1️⃣ Clítoris – Portal de la Doncella
2️⃣ Punto G – Portal de la Madre-Amante
3️⃣ Cérvix – Portal de la Sabia
4️⃣ Tierra – Portal del Enraizamiento
5️⃣ Fuego – Portal del Poder Creativo
6️⃣ Aire – Portal de la Verdad Interna
7️⃣ Agua – Portal de la Sensibilidad y Receptividad
8️⃣ Éter – Portal del Útero Cósmico
En su eje inferior —el tronco del árbol— encontramos los tres primeros portales sagrados:
1. El Yoni y el Clítoris, conectados con la esencia de la Doncella
La Doncella representa la energía del deseo espontáneo, la curiosidad y la ligereza de sentir sin tener que justificarlo. Es la parte de ti que quiere jugar, explorar y gozar de tu cuerpo como un espacio vivo, no solo funcional.
Pero cuando esta energía está bloqueada —como suele ocurrir en mujeres que han vivido desde la exigencia, el control y la hiperresponsabilidad— el placer se apaga, el cuerpo se vuelve un medio de rendimiento y el deseo queda silenciado bajo el peso del deber.
Sanar este portal no es volver a ser adolescente, sino recuperar esa vitalidad genuina que te hace sentirte viva desde adentro, abrirte al gozo sin culpa y habitarte desde el disfrute, no desde la eficiencia.
2. El Punto G, vinculado al arquetipo de la Madre-Amante
La Madre-Amante encarna el arte de sostener desde la presencia, no desde el sacrificio. Es la mujer que ama, nutre y lidera con placer, sin vaciarse en el intento.
Pero cuando este portal está bloqueado, la entrega se vuelve automática, el cuerpo se percibe como una herramienta de rendimiento, y la sensualidad se desconecta del deseo genuino. Muchas mujeres viven en esta energía de dar sin pausa, postergándose sin notarlo.
Activar este portal es aprender a sostenerse a sí misma con la misma fuerza con la que ha sostenido al mundo, a habitar su sensualidad como poder, y a dar desde un “sí” interno, no desde la obligación.
3. El Cérvix, que expresa la sabiduría de la Sabia o Hechicera
La Sabia llega cuando ya no puedes seguir operando desde el deber, la estructura o el personaje que un día te funcionó. Aunque todo “siga bien”, algo en ti se siente vacío, desconectado, agotado.
Es la energía que te invita a soltar lo que ya no te pertenece, incluso si te sostuvo durante años. Su sombra aparece como parálisis, miedo a soltar lo conocido, o crisis que lo desordenan todo.
Pero cuando este portal se activa, accedes a una libertad interna que no necesita validación, solo verdad: dejas de construir para sobrevivir, y empiezas a vivir desde lo que realmente eres.
A medida que ascendemos por el Árbol de la Vida o la Cruz Femenina a través del cérvix, entramos en el espacio del útero, y es allí donde exploramos nuestra naturaleza elemental y la rueda medicinal femenina interior.
4. El Elemento Tierra, conectado con la raíz del útero
El portal de la Tierra te recuerda que no tienes que cargarlo todo sola para ser valiosa. Es la energía del enraizamiento, del descanso sin culpa, de la nutrición interna que muchas mujeres han olvidado por vivir en modo supervivencia.
Su sombra se manifiesta como hiperindependencia, tensión crónica, dificultad para pedir o recibir. El cuerpo “funciona”, pero no se habita.
Cuando este portal se activa, aprendes que sostenerse no es sinónimo de exigencia, sino de confianza: puedes crear desde el placer, marcar límites con serenidad y sentirte sostenida desde dentro, no solo desde el hacer.
5. El Elemento Fuego, conectado con el ovario derecho
El portal del Fuego despierta tu deseo auténtico: ese que no nace de la mente, sino del cuerpo, y que da dirección sin agotamiento. Es la energía que te enciende, te impulsa, te magnetiza.
Pero muchas mujeres han aprendido a apagar su fuego para ser respetadas o aceptadas, y esa energía reprimida se transforma en frustración, autoexigencia o desconexión sexual.
Activar este portal es volver a liderar desde el deseo, no desde la obligación, a permitirte gozar sin culpa y a encender tu creatividad con una fuerza que no exige: fluye.
6. El Elemento Aire, conectado con la cúpula del útero: nuestra catedral interna
El portal del Aire se activa cuando todo en tu vida parece funcionar, pero por dentro ya no resuena. Es la energía del discernimiento, la visión y la autenticidad.
Su sombra se manifiesta como confusión, falta de entusiasmo, o decisiones tomadas desde el deber más que desde el deseo. A veces incluso la espiritualidad se convierte en otro espacio mental que evita el cuerpo.
Cuando este portal se abre, recuperas una brújula interna sutil, pero firme, que te permite crear, decidir y vivir desde lo que realmente eres, no desde lo que aprendiste a sostener.
7. El Elemento Agua, conectado con el ovario izquierdo
El portal del Agua te recuerda que sentir también es una forma de poder. Es la energía de la intuición, la empatía y la sensibilidad encarnada.
Pero cuando está bloqueado, muchas mujeres viven con el corazón cerrado, funcionales por fuera pero desconectadas por dentro, protegiéndose del amor por miedo a volver a ser heridas. La sombra es la coraza que no permite recibir ni entregarse.
Activar este portal es soltar esa defensa interna, volver a confiar en el cuerpo y en el amor, y permitir que la energía femenina fluya con verdad, ternura y magnetismo.
8. El Éter, el Útero Cósmico – el centro energético del renacimiento
El portal del Éter es el núcleo energético donde todo lo que eres —alma, cuerpo, memoria y verdad— se encuentra en coherencia.
Aquí no se trata de sanar una herida específica, sino de liberarte de las identidades que construiste para sobrevivir: la fuerte, la eficiente, la impecable.
Su sombra es la desconexión sutil que se esconde detrás de la perfección, el esfuerzo o incluso la espiritualidad vacía.
Cuando este portal se activa, dejas de actuar desde la herida y empiezas a crear desde tu esencia. Es el punto donde dejas de buscar respuestas afuera y comienzas a habitar tu vida desde una presencia auténtica y encarnada.
Ahora que has reconocido la potencia y profundidad de estos ocho portales, tal vez sientes que algo dentro de ti se ha encendido. Porque esto no es solo información: es una memoria que tu cuerpo llevaba tiempo esperando recordar.
Si este contenido resonó contigo, te invito a dar el siguiente paso y vivirlo en carne propia.
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Y si quieres comprender cómo accedemos a estos portales a través del cuerpo, la energía y el inconsciente femenino, continúa con el próximo artículo, donde te revelo la metodología completa que sostiene este camino.
Porque no basta con saber: es hora de encarnar.
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